La Estrella Barnard (por fin) tiene un Planeta propio.

Desde el siglo pasado, varios astrónomos buscaban planetas para la "estrella fugitiva".

Imagen artística de Barnard B, y otros posibles planetas de la estrella enana marrón Barnard.

Ésta es la historia de un astrónomo que soñó con ser el primero en detectar un planeta fuera del sistema solar, que durante décadas afirmó haberlo encontrado en una estrella cercana, pero que nunca consiguió el reconocimiento de la comunidad científica. El astrónomo era el holandés Peter van de Kamp, y la estrella era la famosa Barnard, en la constelación de Ofiuco, el portador de la serpiente.

Una Vecina Estelar Peculiar

A tan solo 6 años luz de la Tierra, la Estrella Barnard ocupa un lugar privilegiado en nuestro vecindario cósmico, siendo nuestra vecina más cercana después del sistema triple de Alfa Centauri. A pesar de su proximidad, esta modesta enana roja permanece invisible al ojo humano, ocultando su importancia tras su tenue brillo.

Las características de esta estrella son fascinantes: con apenas el 19% del diámetro de nuestro Sol y el 16% de su masa, la Estrella Barnard es una anciana del cosmos. Como muchas enanas rojas, ha sabido administrar su energía durante eones, alcanzando la venerable edad de 10 mil millones de años, duplicando la edad de nuestro Sol.

La Estrella Fugitiva

Lo que verdaderamente distingue a la Estrella Barnard es su inusual comportamiento. Su movimiento aparente en el cielo es tan notable que ha ganado diversos apodos, desde "estrella galgo" hasta "estrella fugitiva". Este desplazamiento, descubierto por el astrónomo Edward Barnard tras décadas de observación meticulosa, no es una ilusión: la estrella se mueve 100 segundos de arco por década, un movimiento significativo en términos astronómicos.

A sólo 6 años luz de distancia, Barnard se observa en infrarrojo. Foto: Steven Quirck

Este desplazamiento aparente se debe principalmente a su proximidad a la Tierra. Al igual que los objetos cercanos parecen moverse más rápido que los distantes cuando viajamos en tren, la cercanía de la Estrella Barnard amplifica su movimiento aparente contra el telón de fondo de estrellas más distantes. De hecho, su trayectoria la llevará a convertirse en nuestra estrella más cercana en aproximadamente 12.000 años.

La Búsqueda de Peter van de Kamp

En el corazón de esta historia encontramos a Peter van de Kamp, un astrónomo holandés cuya dedicación a la Estrella Barnard rayaba en la obsesión. Durante tres décadas, van de Kamp escrutó los cielos desde el observatorio Swarthmore en Pensilvania, utilizando un telescopio refractor de 24 pulgadas para estudiar los movimientos de la estrella.

En 1961, van de Kamp anunció lo que creía ser un descubrimiento revolucionario: la detección del primer planeta extrasolar, orbitando alrededor de la Estrella Barnard. Según sus observaciones, la estrella presentaba una oscilación que solo podía explicarse por la presencia de un planeta del tamaño de Júpiter.

El astronómo holandés Peter van de Kamp. Foto: Rochester Institute of Technology.

El Peso del Escepticismo

Sin embargo, el anuncio de van de Kamp fue recibido con escepticismo por la comunidad científica. Durante una década, astrónomos de todo el mundo intentaron sin éxito verificar sus observaciones. El golpe definitivo llegó en 1976, cuando se descubrió que el telescopio utilizado por van de Kamp sufría de errores de calibración sistemáticos, especialmente después de sus mantenimientos semestrales.

Van de Kamp falleció en 1995, aferrado a su convicción pero sin el reconocimiento de sus pares. Su método de detección, la astrometría, requería una precisión que los telescopios de su época simplemente no podían alcanzar.

Redención y Descubrimiento

La historia da un giro inesperado en 2024, cuando un equipo liderado por Jonay González del Instituto de Astrofísica de Canarias confirma finalmente la existencia de un exoplaneta en la Estrella Barnard. Utilizando el espectrógrafo ESPRESSO en el telescopio VLT de Chile, los científicos detectaron un planeta rocoso, más pequeño que la Tierra pero con triple masa que Marte, orbitando la estrella cada 3.15 días.

Irónicamente, el planeta gigante que van de Kamp creyó descubrir no existe. El Barnard B, como se ha denominado al nuevo planeta, es mucho más modesto en tamaño, pero su descubrimiento representa tanto un triunfo de la tecnología moderna como una vindicación parcial del instinto de van de Kamp: la Estrella Barnard sí alberga planetas, aunque no exactamente como él imaginó.

Para saber más escucha el episodio 229 de mi podcast, El Sueño de Laika.

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